Sunday 13 May 2012



'restos o raíces perdidos por la cabeza'


dónde, quedó aquello de mí, y cuando me convertí a mis restos.

Que lo que hoy son partes, ayer, cada una de ellas, era toda una pieza entera. Dicen, que siempre, siempre seremos quienes fuimos, y así es, lo siento, cuando aflora en mi algo que reconozco, una esencia, que creció conmigo, pero que permanece siempre, callada, y creo que se olvidó de mi, pero es más que yo me olvidé de ella... y te estremeces, como si fueran raíces, que se alargan sobre la tierra, unas más débiles que otras, unas robustas y tiernas, otras más frágiles e invisibles... y nutres, unas más que otras. Me lastima pensar, que las más débiles, eran las más hermosas, y sin embargo, alimenté las equivocadas. Pero estamos a tiempo, ¿no es así? prefiero pensar que lo estamos hasta el final.

Las ganas, locas, de abrazar esencias que antes me conducían a crear, a sentir, a vibrar, con mis cuerdas, mis dedos fabricaban nuevos sueños, macramé de sonrisas, miedos y lágrimas, dibujaban caminos.

Y me acorralan los pasos, los abismos. Lagunas que crecen con mi abandono. Tiemblo cuando me aproximo, huyo al notar su exagerado peso, y me apresuro, a esconder las alas, dentro de los huesos, agrietadas y viejas ya, o así las veo, cuando miro con prisa.

Prisa, la velocidad no de mis ideas, sino de mis estímulos, cada vez más y más impacientes, corren atolondrados, como gallina ciegas, contra el corral de no pensar, de no crear más ideas que lo recurrente. Y siempre la misma pared, una y otra vez, que morada está la frente, de golpear el mismo suspiro, la misma pausa una y otra vez, que tiene gusto a nada, o a agua, o a aire, seco y dormido.

Sonrío, me río, siento que me acarician cariñosas ventanas al despertar, con sus cortinas llenas de colores, de flores y recuerdos, la magia de vivir cada día, pudiendo recordar el anterior, y soñando siempre, siempre, con alguna banda sonora que se mece en los árboles, entre las hojas y el viento, sobre la nuca y los cabellos, eso siempre, es amor, y amar. Y que no es más que estar vivo, una vez más.

Es una imagen de mi, que al mirar a contraluz, pueda vislumbrar alguna grieta, alguna fragil raíz, que se asome entre mi cintura y mis caderas, una línea que dibuje de donde venían mis sonrisas, unas rodillas, que sangraron y curaron, una y otra vez, se levantaron y sonaron sus huesos tantas veces... la captura de permanecer un día más entre presente y pasado, entre pasión e ingenuidad, entre miedo y locura, solo esa captura que a veces me haga querer huir de mi sin querer regresar jamás a esas manos, o un espejismo, un sueño de quien deseé ser, de qué conseguí, al mirarme con 12 años, y hacerme sonreir por entonces.

Por ahora consigo esa conexión con más éxito o con menos, depende, muchas veces, de si lloran los cielos y se cubren los soles, si se empañan las ventanas, o de si corre el viento, mientras vuelen las cortinas, en un hondo anhelo, florecen algunas ténues raíces escondidas... llenas de vida.

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